dimarts, 2 d’abril del 2013

P2_PAA_ Comentario sobre el interiorismo de una película.


Hola, buenos días tras unos problemas técnicos con Internet en las zonas rurales, aquí tenemos una nueva entrada, la correspondiente a los interiores domésticos de la película de Tim Burton “Sweeney Todd” El barbero diabólico de la calle Fleet.

 Comenzaremos comentando genéricamente las películas del director Tim Burton
con una estética muy cuidada, una delicadeza sublime que pone al espectador en situación, los dobles sentidos están patentes en cada rincón creando un universo propio marcado por los hechos imaginados e inverosímiles, el reciclaje cultural  de historias tradicionales normalmente de terror y una imaginación desbordante de notable impronta visual cuidada al milímetro, muchas de ellas con rasgos de humor negro y el protagonismo principal de caracteres inadaptados llamados antihéroes maltratados.
 
La película está ambientada a principios del siglo XIX cuando una Londres industrial había emergido económicamente como cúspide europea. El protagonista regresa a la ciudad tras haber estado en trabajos forzados en Australia condenado por algo que no había hecho por el juez Turpin el ladrón de su familia y de su vida feliz.
El ambiente de toda la película-musical es sombrío, tétrico y oscuro, muy propio de una película de miedo que Tim Burton utiliza con maestría para introducir al lector en un sentimiento sombrío similar al del protagonista, te hace integrarte y fundirte en su deseo de venganza en su desesperación, el frío clima londinense, nublado, gris, desamparado, triste, difuso con un punto desesperante que te lleva a la locura. Es increíble cómo a cámara rápida hace una transición desde el puerto dónde atraca el barco hasta su antigua vivienda en la calle Fleet dónde tenía su barbería, observamos viandantes con vestimentas decimonónicas, arquitectura tradicional inglesa de ladrillo rojo con huecos rectangulares, cuidado hasta el más ínfimo detalle de un herraje, de un pomo de una puerta, el adoquinado, la vibración de la llama de los faroles de gas o de petróleo… Sólo un maestro es capaz de hacerlo.  

 Existen sin embargo, cambios radicales e importantes cuando el protagonista Sweeney Todd recuerda su vida pasada, su mujer, su hija, su carrera prometedora, su vida idílica truncada. Es entonces cuando se borran las sombras y aparecen flores, colores, luz radiante. Transmitiendo al espectador un sentimiento de felicidad, relajación,…

 

Los interiores mostrados en la película difieren enormemente, por un lado la barbería y el local de venta de pastelitos de carne de Sra. Lovett  y por otro lado la ostentación del gran caserón del rico y malvado juez Turpin.
Los primeros escenarios son muy austeros,  la vivienda y barbería de Sweeney Todd  con apenas mobiliario, simplemente una estufa de leña de hierro, la butaca de afeitado reclinable, un baúl dispuesto de manera estratégica y una pequeña cuna recuerdo de aquella vida idílica junto a su esposa y a su hija Johana.



El suelo es de madera natural sin pulir, lleno de polvo y suciedad, llama la atención el papel pintado de las paredes de colores amarillentos y térreos ya envejecidos por el tiempo incluso desgarrado y desconchado por la humedad londinense.
Existe también un zócalo de madera hasta media altura y ningún elemento decorativo ni de ornamentación, la funcionalidad y la vida práctica impera en la barbería.



Pero como gran protagonista indiscutible de la estancia estaría el gran lucernario  abierto en la cubierta a dos aguas cubierto por los nuevos materiales de la industria emergente, el vidrio. A través del cual se ilumina con luz difusa y sombría el lugar de trabajo de Sweeney Todd.

 
 
El local de la señora Lovett es de apariencia muy similar, ambientes domésticos austeros lúgubres y sucios en correspondencia al negocio inmoral y vomitivo que allí se forjaba haciendo pastelitos de carne humana.








Sin embargo en el escenario de la mansión del juez Turpin la ostentación y el lujo son los predominantes, grandes lámparas con lágrimas de vidrio, amplios espacios dónde se hacían bailes con la alta burguesía, fiestas de disfraces… Una gran casa victoriana  dónde Turpin retenía a Johana (típica señorita burguesa con los trajes y los peinados de la época) contra su voluntad en una habitación amplia de colores suaves, con el mobiliario propio de la época consolas doradas y recargadas, muebles insertados en la pared con lugares íntimos de asiento próximos a las ventanas, cómoda cama…




Por otro lado y ya para acabar, los exteriores como puntos dominantes en las composiciones con una estética muy cuidada a parte de las calles londinenses con ese recorrido a cámara rápida de las que ya hemos hablado, existen distintos exteriores como la playa, una casa de campo en la Mancha etc... que no son más que ensoñaciones de la señora Lovett que enamorada perdidamente de Sweeney alberga la esperanza de que algún día éste deje atrás sus sentimientos de venganza y quiera retirarse para vivir tranquilamente un amor soñado.

Viéndose en todos ellos la luz y los cielos claros que representaban la vida feliz en los recuerdos de Sweeney, siempre una señora Lovett sonriente vestida con vestidos caros y de colores llamativos, en contraste con un Sweeney cabizbajo y oscuro como si nada de ello fuese con él.

 




2 comentaris:

  1. Reconozco que con Burton mantengo una relación desigual. No he visto esta película, pero he indagado un poco sobre ella y me la apunto. Sí, lo reconozco, este director tiene una imaginación desbordante y una capacidad asombrosa para recrear los más diversos ambientes. Me ha gustado mucho tu entrada, pues está trabajada en el texto y en la selección de imágenes. Me alegro también de que le hayas dedicado una entrada a Burton. Era obligado. Muy bien.

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