divendres, 29 de març del 2013

P1_PAA_Reseña y opinión de novela histórica


Hola queridos lectores, haré hoy una reseña de un libro”Arroz y tartana” del ilustrísimo escritor valenciano Vicente Blasco Ibáñez. Elegí este libro ya que me resultaba cercano y quizás algo más fácil de entender pues los lugares descritos todavía hoy existen y tal vez pudiendo hacerse una idea borrosa de cómo era y como es actualmente la plaza del Mercado, las cuevas de los hojalateros en la iglesia de los Santos Juanes, el paseo de la Alameda, la plaza Redonda, las Torres de Serrano, la calle de las Mantas, la calle Caballeros, etc. 

 Y realmente lo conseguí, conseguí meterme en el libro a pesar de la tediosa descripción de los primeros capítulos quizás demasiado extensa cuando todavía no se está dentro de la atmósfera novelesca de Arroz y tartana. Aunque conforme entiendes la novela cada vez las descripciones se te hacen más necesarias, las aprecias mucho más y de esta manera puedes meterte dentro de la novela siendo capaz de oler la verdura pútrida en un día de verano al sol, el estiércol de las calles, la mugre de los pies de los caídos en desgracia que piden limosnas en las calles, los perfumes dulzones de las señoronas de la burguesía, los cosméticos derretidos bajo el violento sol del verano, el aceite requemado de la fritura de buñuelos de san José, el azufre de la pólvora de los castillos de fuegos artificiales en la feria de la Alameda, etc.






El libro narra el fiel retrato de una sociedad valenciana decimonónica tardía, con el ansia de poder de una familia, y realmente más que ansias de poder, ansias de riqueza aparentando una posición social que no tienen,  como castillos en el aire sin cimientos. Los nuevos ricos burgueses que teniendo como modelo los desfases y despilfarros aristocráticos pretenden darse a conocer en la sociedad con el deseo de expresar al mundo su bonanza económica y su posición que nada tiene que envidiar a la caduca y empobrecida aristocracia sin más que un título nobiliario. En el libro quedan bien retratadas las dos posturas, por un lado don Juan el tío llamado (avaro) por ser conservador, guardando su dinero, sin fiarse de la Bolsa que forja riquezas efímeras ni embaucado por su hermana Manuela.
La cual intenta aparentar una riqueza y una posición que no tiene, sino que hipoteca sus pocas pertenencias y vende la herencia que con tanto esfuerzo y trabajo le habían dejado, por una parte su padre, un trabajador tenaz e incansable de la seda, y por otra su primer marido un comerciante que había ganado todo con el sudor de su frente desde abajo, siendo abandonado por su familia aragonesa a su suerte en la plaza del mercado cuando era un niño.

El libro lo da a entender, (valgan las excepciones), si es cierto y de todos sabido la fanfarronería y el deseo de aparentar de la sociedad valenciana en contraposición con los pobres aragoneses humildes y ahorradores con la única ansia de trabajar tierras yermas para poder llevar a casa un bocado, la tierra valenciana ha sido históricamente más rica por tener la huerta y las tierras de regadío productivas y ricas. Viéndose la diferencia en trajes regionales (fallera-maña), comidas típicas (paella-migas de pastor) etc. Vestigios de esos desfases decimonónicos es la clara ostentación fallera, valencianos capaces de comer arroz blanco en casa para poder pagar la cuota fallera y contribuir a la construcción de un ostentoso monumento de cartón piedra que será devorado por las llamas en minutos.

Realmente el libro podría ser de un escritor actual, que tratase los temas económicos, una época de bonanza que ha hecho que numerosas familias viviesen por encima de sus posibilidades y pidiesen créditos que los bancos alegremente daban sin cesar para poder comprar un coche nuevo, un apartamento en la playa, unas vacaciones en Cancún… Igual que en el siglo XIX  doña Manuela vendía a casas de empeño su cubertería de plata, los cuadros de Juan de Juanes etc. para poder comprar un vestido nuevo con el que deslumbrar en el diario paseo por la Alameda, es más vendía hasta su honra para poder tener un coche de caballos y una elegante reunión de amigos con los más caros manjares. Una ilusión de corta trayectoria y de final estrepitoso que se intuye fácilmente. 


Personajes secundarios en la obra, dan a conocer pinceladas de cómo veía la gente de abajo lo que estaba pasando: Pag 103 ¿El ayuntamiento?...una cueva de ladrones; todos los que entraban en la “casa grande” era para robar. 
No puedo dejar de pensar en cuán parecido es a los gritos que se escuchan actualmente en España en las manifestaciones anticorrupción… 

Concluyo animando a todo aquel que lea mi humilde reseña literaria sobre el libro a que lea “Arroz y tartana” de Vicente Blasco Ibáñez, el libro da una gran descripción de lugares valencianos familiares para todos nosotros, modos de vida decimonónicos, habitáculos y actividades habituales, propias del temario de clase. Y a la vez que da sabias lecciones de vida sobre la economía y la decencia humana y social plenamente vigentes en la sociedad actual, son los mismos problemas de una sociedad corrompida que parece que no aprende de sus errores.

1 comentari:

  1. A mí me hace gracia cuando a la gente se le llena la boca hablando de Blasco y su retrato de la sociedad valenciana. Creo que muchos no lo han leído de verdad, pues su mirada es muy poco complaciente y es, lamentablemente, muy realista. Tal vez si lo conocieran de verdad, no les gustaría tanto. No, no hemos cambiado. Ahí reside la intensidad de sus novelas. Me ha gustado mucho el comentario de la obra y tus reflexiones. Muy bien.

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