dimarts, 21 de maig del 2013

P3_PAA_El morbo del miedo.


Como parte del temario impartido hablaré sobre la película de Suspense (1961) del director Jack Clayton. Una película que deja un sabor agridulce, de frustración y de duda. Acaba con la incertidumbre de saber quién, o quienes estaban inmersos en un mundo paralelo de locura o posesión, los niños, o la institutriz. Esto es así ya que realmente no somos conocedores de la totalidad de la historia sino que la película narra los hechos a través de un filtro, la institutriz, sin darnos más opciones, más versiones de esa misma narración.

Ahí radica el interés de la película, que al igual que el libro en el que se inspira, hace de la ambigüedad, la lectura más correcta, dónde las interpretaciones son varias y es entonces cuando la magia de la imaginación vuela y hace la película o el libro más personal o singular adaptándose a cada lector o espectador.

El miedo con el que juega el autor es un miedo psicológico, en el que criaturas ingenuas, puras e inocentes son hipotéticamente poseídas por espíritus. El miedo entre los miedos, el de los fenómenos paranormales, todo aquello que no manejamos, que no sabemos, que se nos escapa y nos es totalmente ajeno, aquello que nuestra razón no puede asumir con mecanismos lógicos.

Un miedo posiblemente inculcado desde el principio de los tiempos y llevado a su máximo auge en la Edad Media cuando la iglesia católica había adquirido mucho poder y se valía de sentimientos como el miedo y la culpa para retener, someter y explotar a la población. Se imponía la obediencia, y el castigo si no cumplías con tus obligaciones, que era el de morir con el dolor más horrible, y posteriormente quemado vivo en el infierno; el poder eclesiástico amenazando con el sufrimiento, nada más y nada menos que “eterno”, se valía para esclavizar a la población de manera que así sustentase la ostentosa vida de los integrantes del clero, pues estos pobres desgraciados pagaban diezmos y primicias de manera regular de su habitualmente maltrecha cosecha quedando ellos y sus familias desprotegidos y a merced de los avatares del clima para poder alimentarse.

Me impresiona cómo las personas creían a ojos ciegos en la existencia de un dios, de un paraíso y un infierno eternos, etc. Y preferían complacer a alguien o algo de lo que no tenían certeza, mientras morían de hambre ellos, sus hijos, sus familiares y amigos…

Y es que, con la promesa de un mundo paradisíaco, eterno y ultra terrenal incierto les bastaba para arruinar, padecer y malvivir en el mundo terrenal, que era el que con certeza vivían, en vez de disfrutar lo cierto, lo palpable…

Supongo que el contexto no era fácil, y tampoco lo era el desentonar del resto, la importancia de asumir lo que la mayoría dicta, ese rebaño etiquetado del que hablé hace unos días. Porque si no lo hacías te quemaban en una hoguera y listo. Y así pasó con Copérnico por ejemplo y con miles y miles de mujeres acusadas de brujería por la Inquisición.   

Por otro lado y hablando de tiempos más actuales, el miedo psicológico creo que es un sentimiento intrínseco del ser humano, entendido como algo morboso y prohibido, muchos de nosotros podremos recordar cómo veíamos a escondidas de nuestros padres con nuestros hermanos y amigos películas de miedo, y cómo  después nos pasábamos semanas con la luz encendida por la noche porque temíamos que algo apareciese de la nada o qué sé yo.

Sin embargo, evidentemente hablo de un miedo de hechos inverosímiles incluso divertido visto desde la distancia. Por ejemplo recuerdo que mi hermano estuvo semanas sin dormir tras ver Toy Story, pensando que sus juguetes iban a cobrar vida…Y no puedo más que reírme al recordarlo.

Otra cosa es el miedo a situaciones reales, aquél que les sirve a  cierta élite empresarial y política, como antaño le sirvió a la Iglesia,  para someter, callar y controlar nuestros pensamientos y acciones. Evidentemente este miedo no es divertido ni lícito. Es un miedo a abolir, contra el que luchar, tal y cómo expone mi compañero en su entrada.

Por último, pienso que los temores siguen siendo los mismos más o menos a lo largo de toda la historia, tal vez por la herencia social y cultural tan arraigada en el hombre criado en sociedad. Principalmente los que recaen sobre lo intangible, lo que no logramos comprender a través de la lógica de la razón.

1 comentari:

  1. Has comprendido la práctica. Muy bien escrita tu reflexión. Me ha gustado mucho...

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